Diálogo con Raúl Marsó, Presidente de Las Camelias

La inversión más importante que debemos encarar es a nivel de campo

El Ing. Agr. Raúl Marsó, Presidente Las Camelias, mantuvo una extensa charla con Cadenas de Valor, por Radio Nacional Concepción del Uruguay. Repasó la actualidad de la producción avícola de Argentina y Entre Ríos, haciendo hincapié en la necesidad de encarar a la brevedad las inversiones en materia de unidades de crianza. Treinta por ciento de los galpones cumplieron su ciclo.

¿Cómo piensa que la industria avícola cerrará 2021?

“Creo que el resultado será más o menos parecido al año pasado. Será un año chato, donde la alerta va por el lado de las exportaciones, que no podemos levantar, incluso se nos hace difícil mantenerlas. Mucho está relacionado con el Covid 19, con el transporte, los buques, los contenedores y, por supuesto, también mucho influye el tipo de cambio que tenemos para poder trabajar.  Considero que a final de año el resultado será positivo. Damos lugar a que la carne roja tenga un nivel productivo que pueda ser exportable y que las divisas entren por ese lado, que es lo que más se conoce en el país y a la vez siendo la fuente de proteína animal para nuestro país, que viene creciendo en los últimos años en forma sostenida”.  

-Cómo está Las Camelias hoy y cómo son sus unidades de producción?

“Las Camelias está llena de proyectos, pero llevarlos adelante se encuentra con un escollo financiero que no nos ha permitido cumplir con un objetivo que teníamos. Pero hemos puesto toda la carne en el asador, con todo lo que tenemos. Los márgenes que nos deja la avicultura fueron reinvertidos en los distintos sectores, pero nunca alcanza. Con mi colega Franco Santángelo, de Soychú, compartimos con ellos el pie de cría, o sea, la genética en San Luis y somos representantes una importante línea avícola en el país, con la cual proveemos también a nuestros colegas en materia de reproductoras. Después tenemos toda nuestra producción de huevos en granjas propias, con la incubación aquí en Liebig, una fábrica de alimento estratégicamente ubicada en Villaguay, desde donde asistimos a los 250 productores integrado a la cadena, con los cuales tenemos un contrato que nos liga y ellos producen. Por último, tenemos como cosa importante, la planta faena acá en San José-Liebig. Disponemos catorce puntos de ventas directos en el país y estamos también exportando a través de clientes directos; treinta por ciento se va fuera el país y el resto al mercado interno. Por otra parte, nos estamos preparando en nuestra planta de Liebig para crecer un quince veinte por ciento más y poner esa planta, en gran parte, para la exportación”.

-Las camelias se ha destacado por su compromiso el tema del ambiente y volver al río Uruguay mejor calidad de agua de la que se toma…

“Hay una cuestión: la agroindustria y el turismo no van de la mano, por así decirlo y los puntos de contacto que tiene son, muchas veces, rispideces. La industria genera olores, subproductos, cuestiones que, a veces, no está bien con entorno de alguien que viene a visitarnos y tenemos que buscar en la vuelta para poder trabajar. Nosotros estamos comprometidos eso, creemos que turismo y agroindustria tienen que funcionar y no solamente por los pollos, sino tambos, feed lot, producción porcina, ovina o la que fuere.  Todo genera sobrantes, incluida la agricultura. Todos los procesos productivos primario, que están relacionados con el agro, generan residuos, efluentes, sobrantes, como quieras llamarlo que, de alguna manera, si no son bien tratados, son contaminantes. En nuestro caso, con el tiempo fuimos mejorando y viendo qué manera trabajar mejor en relación con el ambiente. Y no digo eliminar, pero sí remediar los problemas que podríamos estar creando. Así fue que, en la pileta de efluentes, que si bien cumplía con los requisitos que pide el río Uruguay en materia de débito biológico de oxígeno (DBO) le agregamos una carpa a la pileta y producimos gas metano, que purificamos y utilizamos para producir agua caliente y vapor utilizar en la planta de faena y las harinas de vísceras y plumas. Lo que quiero decir de que todos los residuos per se tienen valores, es cuestión de buscarle la vuelta y cuando eso ocurre y es económica y positiva, el tema del residuo para a ser un recurso. En nuestra planta, lo que estamos haciendo ahora, además de producir metano es cultivos de algas microscópicas y que tiene la función de consumir la materia orgánica que está disuelta en el agua a la grasa, las proteínas que pueda haber en el agua y producir vegetales, en este caso algas. A ese material lo podemos filtrar y el agua que podemos tirar al Río, puede llegar a ser hasta mejor, en algunas condiciones, de la que extraemos”.

“Es un trabajo que nosotros venimos haciendo hace mucho tiempo de investigación dentro de nuestra planta, en conjunción con la Universidad de Rawson, que no analizó las algas que tiene el río Uruguay y los contaminantes que tenemos y vimos que había posibilidad de hacerlo, así que te digo estamos muy, muy contentos con eso. Por otro, estamos buscando la vuelta a la cáscara de huevo, otro residuo grande que tenemos de las plantas de incubación. Por ahora la cosa pasa por quemarlo y generar cenizas que se pueden utilizarse como abono. El otro gran residuo que tenemos es la cama de pollo, que también se está trabajando y que ahí sí hay algunos proyectos ya bastante más avanzados para mezclarlo con otros componentes minerales y, de esta manera, tener un fertilizante que pueda ser utilizado para distintos cultivos. Hoy, concretamente, Mendoza y Misiones son grandes demandantes de cama, para cultivo de yerba mate y la vid. Y en el futuro creo que esto también podríamos llegar a hacer alguna planta que pueda trabajar en la formación de perlas o de o de pellets que se puedan utilizar en las plantaciones de maíz y soja. Así que te diría que cuatro cinco años este tipo de iniciativas, con inversión de por medio, podemos sacarlo adelante haciendo un mecanismo que sea redituable y que sea copiable, que sea reproducible por todas las empresas”.

¿Cómo analizan el tema de la situación de los galpones de crianza?

“Es de las cosas que hoy, más preocupación nos causan. El Estado nacional ha trabajado sobre una línea avícola de asistencia crediticia, a través del Ministerio de Industria, que ha destinado fondos para poder hacerlo. Queremos que todo ese fondo vaya a la construcción de nuevas granjas. Para ser claros, debe haber un treinta por ciento de granjas obsoletas que habría que erradicar. Por otra parte, hay un treinta veinte por ciento de última generación y el resto habrá que ir mejorando, porque admite que se le puedan hacer algunas mejoras. O sea que hoy, la inversión más importante que tenemos que es a nivel de campo a nivel de granjas. Por supuesto, ella está relacionado con los integrados. Está relacionado con la tarifa que podemos pagarles. Está relacionado con la tasa de interés que pueda venir de los bancos. Pero el éxito o el fracaso de la avicultura en el futuro va a estar atado, a este tipo de cosas. No tenemos enfermedades, tenemos maíz y soja, gente capacitada, conocimiento. Sería una pena estropear este negocio por no tener la capacidad financiera de poder remodelar lo que tenemos y aumentar la capacidad de producción”.

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